EVANGELIO DEL DÍA

sábado, 8 de enero de 2011

«En él he puesto todo mi amor»

EVANGELIO DEL DÍA: 09/01/2011
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


El Bautismo del Señor – Fiesta A


Libro de Isaías 42,1-4.6-7.
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones.
El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles.
No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad;
no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones,
para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.

Salmo 29(28),1-2.3-4.9-10.
Salmo de David. ¡Aclamen al Señor, hijos de Dios! aclamen al gloria y el poder del Señor!
¡Aclamen la gloria del nombre del Señor, adórenlo al manifestarse su santidad!
¡La voz del Señor sobre las aguas! El Dios de la gloria hace oír su trueno: el Señor está sobre las aguas torrenciales.
¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa!
La voz del Señor retuerce las encinas, el Señor arrasa las selvas. En su Templo, todos dicen: "¡Gloria!".
El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales, el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.

Libro de los Hechos de los Apóstoles 10,34-38.
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: "Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas,
y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.
El envió su Palabra a los israelitas, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.
Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan:
cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él.

Evangelio según San Mateo 3,13-17.
Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él.
Juan se resistía, diciéndole: "Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!".
Pero Jesús le respondió: "Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo". Y Juan se lo permitió.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.
Y se oyó una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección". 
Mt 3,13-17
Leer el comentario del Evangelio por 
Homilía atribuida a san Hipólito de Roma (?-hacia 235)
Homilía del siglo IV para la Epifanía, la santa Teofanía; PG 10, 852
«En él he puesto todo mi amor»
     Cristo, creador de todas las cosas descendió como lluvia, se dio a conocer como fuente, se derramó como río (Os 6,3; Jn 4,14; 7,38) y lo vemos bautizado en el Jordán... La Fuente inasequible, que hace brotar la vida para todos los hombres y que no tiene fin, fue escondido por unas pobres y efímeras aguas. Aquel que está presente en todo, que de ninguna parte está ausente, que es inasequible a los ángeles e invisible a los hombres, viene al bautismo por su propia voluntad...

     «Se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: 'Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto'.» El Hijo amado engendra amor, y la luz inmaterial engendra «la luz inaccesible» (1Tm 6,16). «Este es mi Hijo amado»... En el arca de Noé la paloma manifestó el amor de Dios para con los hombres (Gn 8,11). Ahora el Espíritu desciende bajo la apariencia de paloma, como la que trajo un ramo de olivo, se posa encima de aquel de quien da testimonio. ¿Por qué? Para que se comprenda con toda certeza que es la voz del Padre...: «La voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria ha tronado, el Señor sobre las aguas torrenciales» (Sl 28,3) ¿Qué dice esta voz? «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. En él he puesto todo mi amor». Es aquel a quien llaman hijo de José, y es mi Hijo único según el ser divino. «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto»: tiene hambre y alimenta a innumerables multitudes, sufre y alivia a los que sufren. No tiene donde reclinar la cabeza y todo lo lleva en su mano, sufre y cura los sufrimientos. Le golpean, mas concede al mundo la libertad; le traspasan el costado mas repara el costado de Adán. 

                    

domingo 09 Enero 2011

San Eulogio de Córdoba



Nació en Córdoba y se le considera el gran Doctor de la Iglesia mozárabe. Muy difícil era la situación de la comunidad cristiana española, sometida al Islam, pero siempre encontró consuelo y aliento en los escritos y en el ejemplo de San Eulogio. Su figura la conocemos bien por sus escritos y por la biografía que escribió su amigo Álvaro Paulo.

Recibió educación cristiana en su familia, y luego fue confiado al piadoso y sabio abad Esperaindeo, que gobernaba el monasterio dé Santa Clara, cerca de Córdoba. «Si quieres que tu oración vuele hacia Dios, le dice su abad, ponle dos alas: el ayuno y la limosna». A los 25 años, Eulogio es ya un destacado sacerdote de la iglesia de San Zoilo.

En el monasterio de Santa Clara tuvo un condiscípulo, Álvaro Paulo. Con él estrechó una amistad que duraría hasta la muerte. «Todas sus obras, escribe Álvaro, estaban llenas de luz. De su bondad, de su humildad y de su caridad podía dar testimonio el amor que todos le tenían. Su afán de cada día era acercarse más y más al cielo, y gemía sin cesar por el peso de la carga de su cuerpo».

Intentó Eulogio peregrinar a Roma. Era un empeño muy difícil y lograron disuadirlo. Poco después emprende otro viaje. Quiere conocer el paradero de dos de sus hermanos dedicados al comercio por tierras del Rin. No puede conseguirlo, pues las guerras que había a ambos lados del Pirineo le cortan el paso.

Estando en Zaragoza recibe noticias tranquilizadoras de sus hermanos. Entonces se dedica a otra tarea muy importante y providencial: recoger en Leyre, Siresa y otros monasterios de Navarra y Aragón preciosos manuscritos de la antigüedad, que se llevó como botín a Córdoba, y sirven para conservar y restaurar la cultura cristiana. Entre los documentos recogidos los había de Horacio, Virgilio y San Agustín.

Una vez en Córdoba y convertido ya en jefe del grupo de sacerdotes de San Zoilo, por su santidad y su sabiduría, se dedica a rezar y a escribir, a instruir y alentar a los cristianos, acosados y perseguidos por el Islam, si no abandonaban el cristianismo. Su actividad era tan intensa como su entusiasmo e intrepidez.

Es ahora cuando escribe sus obras principales: el Memorial de los Mártires, para ejemplo dé los más débiles, el Documento Martirial, para sostener el ánimo de dos vírgenes cristianas, Flora y María, encerradas en un calabozo, y el Apologético, para defender la fe cristiana. Tal había llegado a ser la fama de Eulogio, que en el año 858, al morir el arzobispo de Toledo, el clero y los fieles de la sede primada lo eligieron para sucederle, aunque no pudo llegar a su sede.

Eulogio molestaba a los visires y al cadí por su incansable actividad y su proselitismo, y es también metido en la cárcel. Tenían además contra él que había acogido e instruido a la joven Lucrecia, cristiana acusada de apostasía, por ser hija de musulmán. Un juez amigo pide a Eulogio que disimule en el juicio para librarle de la muerte. Eulogio le contesta con palabras ardientes propias de un soldado de Cristo, e insta a sus jueces a que adoren a Jesucristo, único Dios verdadero.

Estas palabras exacerban más al tribunal. El 11 de marzo del año 859, cuenta su biógrafo, fue decapitado. Lucrecia le seguía pocos días después. Los sagrados restos fueron sepultados en la iglesia de San Zoilo. En el año 883 fueron trasladados de Córdoba a Oviedo. Su urna se conserva todavía en la Cámara Santa de esta ciudad.




Oremoshttp://www.divvol.org/santoral/img/fructuoso01.jpg


Proclamamos, Señor, tu poder y humildemente te pedimos que, así como concediste a San Eulogio de Córdoba ser fiel imitador dela pasión de Cristo, así nos otorgues a nosotros que la fortaleza que manifestó en su martirio sea sostén de nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

Calendario de fiestas marianasNuestra Señora de la Clemencia o la Misericordia de Absam, cerca de Innsbruck,  Austria (1797).

"With him I am well pleased"

DAILY GOSPEL: 09/01/2010
«Lord, to whom shall we go? You have the words of eternal life.» John 6,68


The Baptism of the Lord - Feast

Book of Isaiah 42:1-4.6-7.
Here is my servant whom I uphold, my chosen one with whom I am pleased, Upon whom I have put my Spirit; he shall bring forth justice to the nations,
Not crying out, not shouting, not making his voice heard in the street.
A bruised reed he shall not break, and a smoldering wick he shall not quench,
Until he establishes justice on the earth; the coastlands will wait for his teaching.
I, the LORD, have called you for the victory of justice, I have grasped you by the hand; I formed you, and set you as a covenant of the people, a light for the nations,
To open the eyes of the blind, to bring out prisoners from confinement, and from the dungeon, those who live in darkness.

Psalms 29(28):1-2.3-4.9-10.
A psalm of David. Give to the LORD, you heavenly beings, give to the LORD glory and might;
Give to the LORD the glory due God's name. Bow down before the LORD'S holy splendor!
The voice of the LORD is over the waters; the God of glory thunders, the LORD, over the mighty waters.
The voice of the LORD is power; the voice of the LORD is splendor.
The voice of the LORD twists the oaks and strips the forests bare. All in his palace say, "Glory!"
The LORD sits enthroned above the flood! The LORD reigns as king forever!

Acts of the Apostles 10:34-38.
Peter proceeded to speak and said:
Rather, in every nation whoever fears him and acts uprightly is acceptable to him.
You know the word (that) he sent to the Israelites as he proclaimed peace through Jesus Christ, who is Lord of all,
what has happened all over Judea, beginning in Galilee after the baptism that John preached,
how God anointed Jesus of Nazareth with the holy Spirit and power. He went about doing good and healing all those oppressed by the devil, for God was with him.

Holy Gospel of Jesus Christ according to Saint Matthew 3:13-17.
Then Jesus came from Galilee to John at the Jordan to be baptized by him.
John tried to prevent him, saying, "I need to be baptized by you, and yet you are coming to me?"
Jesus said to him in reply, "Allow it now, for thus it is fitting for us to fulfill all righteousness." Then he allowed him.
After Jesus was baptized, he came up from the water and behold, the heavens were opened (for him), and he saw the Spirit of God descending like a dove (and) coming upon him.
And a voice came from the heavens, saying, "This is my beloved Son, with whom I am well pleased."
Mt 3,13-17
Commentary of the day 
A sermon attributed to Saint Hippolytus of Rome (?-c.235), priest and martyr
4th century homily for the Epiphany, the Holy Theophany ; PG 10, 852
"With him I am well pleased"
Christ, the creator of all things, descended like the rain, made himself known as a spring, poured himself out like a river (Hos 6,3; Jn 4,14; 7,38) and yet see him being baptized in the Jordan... That unquenchable Spring, which causes life to spring up for all mankind and has no end, was concealed beneath mere transient waters. He who is everywhere present, who is nowhere absent, he whom the angels cannot grasp and who is invisible to mortals, came by his own will to be baptized...

«And behold the heavens opened and a voice said: 'This is my beloved Son in whom I am well pleased'.» The Beloved one brings forth love and the immaterial light brings forth «inaccessible light» (1Tm 6,16). «This is my beloved Son»... As in Noah's ark a dove revealed God's love for the human race, so now it was in the form of a dove, as though with an olive branch in its beak, that the Spirit descended and rested on him to whom the Father would bear witness. He did so to make sure that the Father's voice would be recognized...: «The Lord's voice resounded over the waters. The God of glory thunders, the Lord thunders across many waters» (Ps 29[28],3). And what does he say? «This is my beloved Son in whom I am well pleased.»... This is he who is called 'son of Joseph' and he is my only Son according to his divine being. «This is my beloved Son»: he is hungry but he feeds great crowds, he is weary but he comforts the weary. He has nowhere to lay his head but he bears all things in his hand; he suffers but he heals suffering. He is struck yet he grants liberty to the world; his side is wounded yet he restores Adam's side.


Sunday, 09 January 2011

Sts. Julian and Basilissa, Martyrs († c. 313)


Sts. JULIAN and BASILISSA
Martyrs
(† c. 313)
        St. Julian and St. Basilissa, though married, lived, by mutual consent, in perpetual chastity; they sanctified themselves by the most perfect exercises of an ascetic life, and employed their revenues in relieving the poor and the sick. For this purpose they converted their house into a kind of hospital, in which they sometimes entertained a thousand poor people. Basilissa attended those of her sex, in separate lodgings from the men; these were taken care of by Julian, who from his charity is named the Hospitalarian. Egypt, where they lived, had then begun to abound with examples of persons who, either in the cities or in the deserts, devoted themselves to the most perfect exercises of charity, penance, and mortification.
        Basilissa, after having stood seven persecutions, died in peace; Julian survived her many years and received the crown of a glorious martyrdom, together with Celsus, a youth, Antony, a priest, Anastasius, and Marcianilla, the mother of Celsus.
        Many churches and hospitals in the East, and especially in the West, bear the name of one or other of these martyrs. Four churches at Rome, and three out of five at Paris, which bear the name of St. Julian, were originally dedicated under the name of St. Julian, the Hospitalarian and martyr.
        In the time of St. Gregory the Great, the skull of St. Julian was brought out of the East into France, and given to Queen Brunehault; she gave it to the nunnery which she founded at Étampes; part of it is at present in the monastery of Morigny, near Étampes, and part in the church of the regular canonesses of St. Basilissa at Paris.